La excesiva producción y el consumo de plástico están asfixiando nuestros ríos y océanos, matando la vida silvestre y contaminando nuestros alimentos, aire y agua. Y esta situación empeora cada día.
En noviembre, los gobiernos se reunirán en Nairobi para la tercera ronda de negociaciones para un tratado global que ponga fin a la contaminación por plásticos. Este tratado es una oportunidad única generacional para crear una solución global a esta crisis que no hace más que crecer. A menos que los gobiernos acuerden un tratado ambicioso y justo con normas globales jurídicamente vinculantes, es probable que la contaminación por plásticos se triplique para 2040, acumulándose en nuestros ecosistemas, en los alimentos, en el agua que bebemos y en el aire que respiramos. No podemos permitir que esto suceda. Para resolver esta crisis, todos los países deben adoptar un tratado que prohíba los artículos de plásticos de alto riesgo que pueden ser evitados: aquellos que causan más daño o son más propensos a filtrarse al medio ambiente.
1. Crear reglas globales comunes, jurídicamente vinculantes, para regular la producción, el consumo y la gestión de residuos plásticos.
2. Establecer prohibiciones globales sobre los productos plásticos más dañinos.
3. Desarrollar requisitos de diseño globales para garantizar que todo el plástico pueda reutilizarse y reciclarse de manera efectiva y segura.
4. Proporcionar suficiente apoyo técnico y financiero a todos los países, específicamente a los países en desarrollo, para implementar todas las medidas del tratado.
5. Involucrar y escuchar activamente a los grupos y comunidades más afectadas, incluidos los recicladores de base y los pueblos indígenas.
La contaminación por plásticos no afecta a todos por igual. Los impactos más severos y devastadores afectan desproporcionadamente a las comunidades más vulnerables, en particular a los países de ingresos bajos y medios.
Año tras año, los países de ingresos bajos y medios tienen que lidiar con más y más plástico que el resto del mundo. Pero gran parte de estos residuos son muy difíciles o peligrosos de reciclar, y el plástico que creemos que se está reciclando, de hecho, se está filtrando en nuestros ríos y océanos y causando estragos en las comunidades.
La producción y el consumo de plástico están fuera de control. Usamos más plásticos del que necesitamos y de una manera que hace imposible gestionarlo de manera responsable.
Hasta ahora, los productores de plástico han operado con poca responsabilidad. La ausencia de reglas y responsabilidades globales ha dejado que las personas y el planeta paguen el precio. Y ahora nos enfrentamos a una amenaza cada vez más acelerada que trasciende las fronteras y pone a todos en peligro.
Más del 90% del plástico que contamina nuestro planeta está compuesto por plásticos de un solo uso, como los cubiertos de plástico y microplásticos, como los que se añaden a los productos cosméticos. Entonces, mientras la producción de plástico continúa disparándose, pedirle a la gente que simplemente recicle no es suficiente. Para hacer que la contaminación por plástico pase a la historia, debemos prohibir los productos y materiales plásticos más contaminantes y dañinos, y apoyar a todas las naciones en su transición hacia sistemas de reutilización.
Si bien la mayoría de los gobiernos apoyan un tratado equitativo y vinculante, debemos asegurarnos de que los líderes mantengan el impulso y no comprometan nuestra ambición colectiva. Utiliza la siguiente herramienta para ver la posición de tu país con respecto a los elementos clave del tratado, incluidas las prohibiciones, la circularidad segura y el apoyo financiero.