La Selva Maya se extiende por Belice, el norte de Guatemala y el sureste de México y representa uno de los sistemas ecológicos de mayor importancia a nivel global. Es considerado el bosque tropical más extenso en Mesoamérica y cuenta con una superficie de áreas protegidas que supera los cuatro millones de hectáreas.
Más de 20 ecosistemas están distribuidos en la Selva Maya, desde las selvas de Petén hasta las selvas secas al norte de la Península de Yucatán. Estos ecosistemas mantienen una importante función en términos de producción de agua y mantenimiento de la conectividad paisajística, ya que los múltiples corredores ecológicos permiten la movilidad entre organismos y especies, así como la funcionalidad del ecosistema en su conjunto.
La Selva Maya cuenta con una población de aproximadamente 588,000 personas de diversidad étnica y cultural, ubicada alrededor de las áreas protegidas. Aunque diversos, los pueblos que habitan la Selva Maya dependen de los mismos recursos naturales. Para asegurar la existencia de la Selva Maya y su población a largo plazo, es necesario establecer un uso sustentable de sus recursos y una cooperación intercultural.
La Selva Maya alberga una alta diversidad biológica y elementos representativos de flora y fauna. Resaltan especies como:
• Especies altamente amenazadas, como la guacamaya roja, el jaguar y el danto o tapir • Especies endémicas de la Selva Maya, por ejemplo, la tortuga blanca, el temazate, el mono aullador negro y el pavo ocelado
• Especímenes de flora y fauna que forman una base importante para ingresos alternativos y alimentos de la población rural.
Entre ellos se encuentran el árbol de ramón, el chicle, el cacao, la abeja africanizada y la abeja melipona.
La Selva Maya enfrenta grandes amenazas que comprometen su viabilidad y funcionalidad en el mediano y largo plazo. Estas amenazas se relacionan con incendios forestales, tala ilegal y tráfico de especies de flora y fauna; en la mayor parte de la zona. También tienen un impacto importante la degradación y el cambio de uso de suelo, causado por las actividades agropecuarias y la aplicación de pesticidas. Por otro lado, las fronteras entre los tres países que comparten los recursos naturales de la Selva Maya, acentúan el reto de implementar estrategias conjuntas de mitigación de estas amenazas.
En conjunto con otras organizaciones, WWF está apoyando los esfuerzos que llevan a cabo los países que integran la Selva Maya. Tal es el caso de Belice, donde el gobierno ha declarado planes para proteger el Corredor de la Selva Maya, como un enlace crítico en la selva más grande de América Central y un corredor vital para la vida silvestre.
De igual forma, junto a otras organizaciones socias, WWF ha realizado trabajo de conservación en áreas donde habita el jaguar, incluyendo la Selva Maya. El Plan Estratégico de WWF Mesoamérica incluye al jaguar como una especie prioritaria de conservación. En una escala superior, la Estrategia de Jaguar 2030 de WWF identifica una serie de intervenciones requeridas para conservar al jaguar.
Este proyecto está enmarcado en la Estrategia de Jaguar 2030 de WWF y se lleva a cabo en en dos paisajes estratégicos, altamente amenazados, dentro del rango de distribución del jaguar:
• Selva Maya, que abarca territorio de México, Belice y Guatemala y
• Bosque Atlántico, que incluye Brasil, Argentina y Paraguay.
En la Selva Maya, el proyecto busca apoyar y complementar acciones de conservación del jaguar y sus presas en este paisaje, en coordinación con socios locales, en un plazo de 5 años. Entre los temas a tratar están: manejo de áreas protegidas, conservación de presas, mitigación de conflictos humano-jaguar, disminución de cacería furtiva de presas y el jaguar, manejo sostenible de las áreas productivas, establecimiento y fortalecimiento de corredores biológicos para el jaguar, impulso de actividades productivas alternativas para comunidades, promoción de políticas públicas y monitoreo biológico, entre otros.
Ver proyecto