Las tortugas marinas son un enlace fundamental con los ecosistemas marinos. Ayudan a mantener la salud de los lechos de pastos marinos y los arrecifes coralinos, que benefician a especies con valor comercial, como el camarón, la langosta y el atún. Las tortugas marinas son representantes vivos de un grupo de reptiles que han existido en el Planeta Tierra y han recorrido nuestros mares durante los últimos 100 millones de años. Las tortugas tienen un significado cultural muy importante y un valor turístico considerable. Las tortugas marinas pueden poner más de 150 huevos por nido y pueden anidar varias veces en cada estación, con lo cual compensan las altas tasas de mortalidad que impiden a la mayoría de las tortugas marinas llegar a la madurez.
La caza y recolección de huevos para su consumo son las causas principales de la drástica reducción en las poblaciones de todo el mundo. Los huevos de tortugas se consideran un afrodisíaco en algunos países y se comen crudos o se venden como bocadillos en bares y restaurantes.
Cada año, miles de tortugas se ven atrapadas a causa de las operaciones camaroneras. Las tortugas marinas son reptiles, por lo que, si no pueden llegar hasta la superficie para respirar, se ahogan. Las pesquerías que utilizan palangres y redes de enmalle también son de las mayores causas de mortalidad entre las tortugas marinas. Todos los años hay tortugas marinas quedan atrapadas en las plumas de arrastre, en los anzuelos de los palangres y en las redes de pesca.
La fuerte demanda y los altos precios del mercado de los caparazones de las tortugas marinas –especialmente los de las tortugas carey– y los productos fabricados con el cuero de las tortugas baulas amenazan a las poblaciones de estas especies vulnerables.
El clima cambiante y el calentamiento global pueden causar un impacto severo en las poblaciones de tortugas. La determinación del sexo de las tortugas marinas depende de la temperatura. Un cambio en las temperaturas globales altera la temperatura de la arena, lo cual afecta el sexo de las crías e incrementa el riesgo de una inestabilidad en la composición de las poblaciones.
Las tortugas marinas pueden confundir los objetos de material plástico que flotan en el mar con alimento, como las medusas, y se asfixian cuando tratan de comerlos. Se enredan con los aparejos de pesca que se han desechado, y se ahogan o no pueden alimentarse o nadar. La basura en las playas puede atrapar a las crías recién eclosionadas y evitar que lleguen al mar. Los derrames de petróleo pueden envenenar a las tortugas de todas las edades.
Con la urbanización costera sin control se han destruido playas que son esenciales para la anidación. Las luces provenientes de las carreteras y los edificios atraen a las crías recién eclosionadas y las desorientan, alejándolas del mar. El tránsito de personas y vehículos en los proyectos de restauración de playas, que incluyen trabajos de dragado y relleno de arena, destruye las áreas de alimentación cercanas a la orilla y las playas donde anidan las tortugas.