Los manglares cubren cientos de millas de los litorales del Sistema Arrecifal Mesoamericano en Belice, Guatemala y Honduras. Los mangles crecen en lagunas que conectan el agua salada con el agua dulce y se consideran unos de los ecosistemas más productivos y más complejos del planeta, desde el punto de vista biológico. Les ofrecen protección a organismos como las algas, las esponjas marinas, los cangrejos del manglar y los camarones, que se albergan entre su intrincada red de raíces. Los mangles también funcionan como un criadero viviente de varios peces del arrecife coralino y las ramas superiores de los mangles son lugares preferidos por muchas aves costeras para la construcción de sus nidos. Los pantanos con manglares también protegen las áreas costeras de la erosión y de las marejadas que generalmente se asocian a fuertes tormentas y huracanes.
WWF se dedica a proteger los ecosistemas de los manglares y sus hábitats. Contribuimos a fomentar la concienciación sobre los beneficios socioeconómicos y ecológicos de los mangles y trabajamos en colaboración con las agencias gubernamentales, los grupos de la sociedad civil y las comunidades para priorizar la conservación de los mangles cuando se desarrollan las áreas costeras. WWF también colabora estrechamente con el sector privado para que el desarrollo se lleve a cabo de una forma que sea amigable a los manglares y para establecer reservas privadas.
El incremento en los niveles del mar causado por el cambio climático alteran los niveles de sedimentación en las zonas de mareas, destruyendo los manglares que requieren niveles estables del mar para su supervivencia a largo plazo. Los mangles podrían avanzar tierra adentro (mediante la progradación natural) cuando aumenta el nivel del mar, pero esto sólo podrá darse en aquellos lugares donde el desarrollo costero no impida su progresión natural tierra adentro.
Muchas veces, talan los manglares para construir nuevos complejos vacacionales u hoteles, para ampliar las zonas urbanas o la infraestructura y para crear playas para los turistas, perturbando ecosistemas enteros. Además los contaminantes que acompañan el desarrollo pueden dañar grandes franjas de manglares.
Una mayor demanda de camarón propició un auge en el establecimiento de granjas de camarón en las costas de Belice y las costas del Pacífico en Guatemala y Honduras. En algunas de ellas se abren canales para que entre la enorme cantidad de agua que se necesita para los estanques, desviando el flujo natural del agua que mantiene saludables a los mangles de los alrededores. Cuando los efluentes no se tratan adecuadamente, los fertilizantes y químicos pueden producir escorrentía proveniente de las granjas y contaminar el agua dulce que alimenta los manglares.
Aparte de los contaminantes de las granjas, hay otros químicos tóxicos fabricados por el hombre que fluyen hacia los sistemas fluviales desde río arriba, como las aguas residuales que no se han tratado debidamente, y que pueden perturbar el ecosistema del manglar. La contaminación por petróleo, en particular, es muy dañina, ya que recubre las raíces de los mangles y los asfixia.
Si vive en zonas costeras donde hay manglares, usted puede:
• MANTENERSE ATENTO para detectar cualquier tala ilegal y ¡reportarlo a las autoridades!
• Participar en los programas locales para restaurar los manglares.
Si está de visita, sea un turista responsable y apoye a los complejos vacacionales donde los manglares todavía se mantienen intactos.