A los arrecifes coralinos se les considera como uno de los ecosistemas más diversos y valiosos del planeta. El Sistema Arrecifal Mesoamericano (SAM) se extiende por más de 1000 km desde la Isla Contoy, situada en el extremo nororiente de la Península de Yucatán, a todo lo largo de las costas de Belice y Guatemala, hasta las Islas de la Bahía en Honduras. Alberga 65 especies de corales duros o pétreos. Los arrecifes coralinos ayudan a proteger los litorales de los efectos dañinos de las olas y las tormentas tropicales, brindan albergue a una multitud de animales y organismos marinos y constituyen sus hábitats. Todos los años, miles de personas llegan a los arrecifes coralinos que bucean usando esnórquel o tanques de aire y así apreciar la increíble belleza y la vasta diversidad del SAM.
Además de minimizar las amenazas que provienen de tierra, WWF está trabajando directamente en el entorno marino para proteger los arrecifes coralinos y volverlos más resilientes a los efectos del cambio climático. WWF está contribuyendo a crear y fortalecer Áreas Marinas Protegidas (AMP); restaurando el arrecife y desarrollando su resiliencia por medio de zonas de crianza de corales y, en alianza con otras organizaciones como EcoMAR, capacitando a los pescadores locales y a los turistas para que monitoreen la salud del arrecife coralino mientras que bucean, ya sea por trabajo o por diversión.
El SAM les proporciona alimento e ingresos a cientos de miles de pescadores todos los días. Sin embargo, hay muchas pesquerías de alta mar que no cuentan con una gestión o una reglamentación efectiva, por lo que los pescadores compiten para capturar tantos peces como puedan, sin pensar en el futuro. Para alimentar a sus familias, muchas veces recurren a prácticas pesqueras destructivas o no sostenibles, las cuales tienen el potencial de perturbar o destruir comunidades completas que habitan en el arrecife coralino.
La escorrentía con excesivos nutrientes, causada por los fertilizantes utilizados en la agricultura, pueden incrementar el crecimiento de las algas en los arrecifes, las que desplazan a los corales y dañan el ecosistema. La escorrentía también puede contaminar los ecosistemas del arrecife con contaminantes, como los productos del petróleo, los pesticidas y los desechos domésticos líquidos y sólidos.
La deforestación y el desarrollo urbanístico en las costas incrementan la cantidad de sedimento que acarrean los ríos y sus afluentes hacia el SAM. Estos sedimentos cubren los corales, los sofocan y disminuyen su capacidad para alimentarse y reproducirse.
El turismo es un impulsor económico clave en el Sistema Arrecifal Mesoamericano. Miles de visitantes se dedican a bucear con esnórquel o con tanques de aire para contemplar el sistema arrecifal prístino del SAM. Sin embargo, el desarrollo urbanístico para acomodar a este turismo aumenta los desechos y la contaminación produciendo demasiado estrés en los sistemas de saneamiento. Esto amenaza los ecosistemas mismos que los visitantes vienen a contemplar, así como los medios de vida de miles de personas que trabajan en la industria del turismo.
El aumento de las temperaturas del mar y la acidificación de los océanos, causados por una mayor concentración de dióxido de carbono en la atmósfera, están causando el “blanqueamiento” del coral a gran escala y alterando todo el ecosistema del arrecife. En 1998, un episodio de blanqueamiento de coral destruyó un 80% de los corales vivos en algunos arrecifes en Belice. Algunos científicos temen que los arrecifes desaparezcan del todo para el año 2015.
• Actúe con responsabilidad cuando practique el buceo con tanque de aire o con esnórquel
• Apúntese como voluntario o adopte un arrecife y comprométase a monitorearlo(http://www.ecomarbelize.org/volunteer.html)
• No compre artículos o piezas de joyería fabricados con coral
• Apoye los complejos vacacionales amigables con el medio ambiente en las zonas costeras